Los visillos del
dormitorio solo dejan ver
las hojas que suavemente
se mueven
en este día de fin de
otoño,
sentada frente al mar
viendo volar las gaviotas
entre olas, quizás en busca de alimento
o alguna estrella caída por
la silenciosa noche.
Aquí el aroma a mar llega
muy sutil
más de un barco que se
marcha a sus rumbos,
personas caminan dejando
huellas
que luego el mar se
tragara
para alimentar su mundo
en las profundidades,
esas que son magia
desconocida llena de mitos
las que nos adentran
cuando pisamos su orilla
descalzos para navegar
mundo de luz profunda.
Recuerdo más de alguna
vez
soñar y verme sirena libre a ataduras
recorriendo lugares
eternos
donde los sonidos llegan
de lejos,
donde el baile al son de
las ballenas
es algo sin palabras, sin
igual,
es una gran quimera
dejarse llevar
por lo que tenemos más
allá de nuestros ojos
y dejarnos ir, solo eso
ir entre letras que divagan
entre la mente y los
visillos de este cuarto,
soy feliz de poder volar sin alas
nadar en los mares
saltar a las estrellas
por las noches.
Eso es vivir… poder
dejarnos llevar y volar
entre la rueda de la
vida…
Se feliz, lleva a tu paz
interior
a su máxima plenitud,
por ti y por nadie más.
2018 – 06- 20
Maru Parodi o Caballo
Negro – Chile
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