martes, 5 de noviembre de 2013

Prosa - Hombre oruga


Prosa gótica . Hombre Oruga

 

Hombre oruga.


El corazón se llena de pena. El alma cierras sus puertas a un corazón dolido, llora con lagrimas de sangre, en cambio es un corazón muerto solo lleva olor a esa putrefacción abandonada ya sin cuerpos ni alas. Hay mil formas de castrar una vida, extraños sueños y también cosas escondidas.
Allí está, sin barco ni corcel, sin una musa a quien gritar, ni un amor a quien amar. Se encuentra como en un laberinto, da vueltas y vueltas y no puede hallar la salida, porque ese corazón sangra, y va mancando el camino, para encontrar solo rojo coagulado. Donde solo está la mente y sus pupilas no brillan, hasta el habla olvido y los pensamientos lo confundían.
Cuanta soledad hay en lugar, pero se siente vivo, el cuerpo le esta tiritando y lo cubre de escalofríos, con la ropa húmeda del sudor de tanto correr, tanto gritar, de tanto, tanto, tanto y no encontrar nada.
Camina por un lugar y otro sin llegar a ningún lado, solo al desalojo. Ni un sorbo de agua y nada para comer, ese cuerpo se suicida poco apoco, su alma se revela ante todo. Así es la vida cuando alguien se pierde , cuando no se cree, cuando ya no puede sentir, se queda al límite, limite del barranco, al límite del suicidio.
Despertar una mañana y darse cuenta que no eres nada, de que no eres nadie, de que no existe el futuro, ni el pasado.
Comienza a llover y el cuerpo aun más húmedo, comienza a sentir el dolor del frio, del peso de la nieve, los ojos ya no ven nada, están cansados, solo quieren cerrarse, él con sus manos termina tocando todo a su alrededor, para agarrar algún sitio, desprovisto de todo y todos los sentidos humanos. No está vencido, no tiene fuerzas, no quiere caminar, ya no puede correr, pero ese estúpido cuerpo aun puede gatear sobre barro y fango, como una oruga sin poder volar.
Vio que le llego su fin, está haciendo su propia despedida, pero lagrimas ya no tiene, no dejo, quizás más de algún recuerdo… pero la verdad ya no sabe si mañana habrá un despertar por la alborada, continuar arrastrándose como oruga bajo las hojas con la nieve fría, quizás se duerma y mañana podrá contar si sus ojos se abren.

2013-4-28
Maru Parodi o Caballo Negro- Chile.
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