La tarde de sábado si
fin, el destino hizo una mala pasada a media cuidad, dejando desolación, dolor,
pérdidas humanas y miles de desvalidos en medio de las brasas, una tarde de
otoño.
Un siniestro que no perdono nada, llevándose ilusiones y
sueños en tan solo instantes. Todo un pueblo viendo como se iban vidas,
recuerdo, proyectos entre el fuego y las lagrimas.
Poco a poco podíamos ver
la impotencia desde todos los rincones de la tierra sin poder hacer
nada, envueltos en frustración y solidaridad hacia tanta gente que solo corría
por salvar sus vidas y la de los suyos.
Escenas de terror poco a poco fueran saliendo entre las
cenizas de dos mil quinientas casas arrasadas por el fuego, once mil damnificados
y hasta ahora quince muertos. Ver cuanta desolación se vivió en tensos
momentos, como dos ancianos ante esta emergencia solo se abrazaron y así
terminaron sus largos años , calcinados en un abrazo eterno de amor, mientras
en otro lugar por falta de acceso y soledad mientras sus hijos y hermanos
ayudaban a sus seres queridos en otro lugar, tampoco pudieron hacer nada,
atrapados quedaron en sus sillas de
ruedas, darse la mano padre e hijo y
dejar que las llamas se los llevara entre el miedo y la impotencia. Largas
horas y días sofocando este incendio donde un país llamado Chile paralizo sus
vidas, uniéndose en un corazón solidario
que aun no ha olvidado que dos semanas atrás
un fuerte terremoto había sacudido un gran parte del norte del país.
Los miles de joven llegan día a día para prestar ayudar,
personas que viajan de distintos lugares compartiendo incluso muchas veces lo
poco que tiene para darlo con un amor que oprime las emociones. Han salido a las calles desde la persona más
humilde hasta los más poderoso en ayuda de los necesitados, políticos unidos
sin distinción , fuerzas armadas dando sus brazos para poder reconstruir este
dolor que cubre a nuestro pueblo chileno.
Y como dejar en el olvido a nuestro voluntarios de bomberos,
hombres y mujeres que sin medir el peligro han dejado todo entre las llamas, compañías
llegadas de lugares lejanos para llevar su alma de voluntariado, también
dejando atras toda su vida, escena apocalípticas hemos vivido unidos de la
mano.
Después de recorrer lugares que no dejan nada a la
imaginación, donde parece que una bomba atómica cayó en esta ciudad, donde en
las veintricuato horas va llegando ayuda en alimentos, ropa, medicamentos y
todo lo que pueda servir, donde las autoridades hacen lo suyo, donde nuestro país
hermano de Argentina presta su ayuda con aviones para terminar con el fuego, también
hay quienes prestan ayudar a nuestros
hermanos más pequeños y desvalidos, los animales, salvando caballos , chanchos
, gallinas , hámster, gatos y perros entre otros, donde han salido a las calles
todos los estudiantes de veterinaria en ayuda de cuanto ser vivo lo ha
necesitado. Gesto de humanidad como regalo de esta Semana Santa que se acerca.
Al llegar anoche a un centro de acogida de perros, el
corazón se nos apretó con tanta fuerza, que solo quedaba ayudar en
alimentarlos, darles agua a aquellos que estaban quemados , abrigarlos del frio
de la noche, sentarse junto a ellos y solo entregarles cariños, como se protegían
en uno, siendo débiles , ajenos a los sucedió,
temerosos del daño causado, entregados a la buena de Dios, donde muchos de
ellos estaban allí por heridos, perdido ante la situación o porque sus amos no
los podían tener junto a ellos, porque esta también en centro de acogida y no
les permiten.
Una solidaridad que supera la fantasías, donde ante una
tragedia, todo un pueblo se une en un solo dolor, si mi país, mi Chile.
Amigos esta no es una historia cualquiera de la imaginación
, es un hecho real que vive la Cuidad de Valparaíso Chile llamada "La
perla del Pacifico", Cuidad Patrimonio de la Humanidad, solo he querido
dejar plasmado el dolor humano de un país que solo tiene amor por los suyos,
amor por su bandera tricolor.
2014- 4- 15
Maru Parodi o Caballo Negro - Chile
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